miércoles, 2 de agosto de 2006

Un caso entre mil recién nacidos

Francisco Puertas Rodríguez nació hace 13 años con fisura palatina y labio leporino doble. En su Añora natal no había ningún otro caso. Se trata de anomalías congénitas que afectan al labio superior y al paladar blando y duro de la boca y que pueden variar desde una escotadura pequeña en el labio hasta una fisura completa (hendidura) que se extiende por el paladar y la nariz. Su madre, Cati Rodríguez, recuerda "que me tiraba horas para darle de comer con una cucharita , cuando aún no tenía edad para alimentarse así". Para mejorar su situación, Francisco ha pasado ya tres veces por las manos del cirujano pediátrico Rafael Castillo, del hospital Reina Sofía, profesional muy especializado en este terreno. La primera visita al quirófano fue con pocos días de vida; la segunda, a los 5 meses, y la tercera, al año, para cerrarle el paladar.

Desde que la Delegación de Salud abrió en noviembre del 2005 una consulta de ortodoncia en el centro de salud de Levante Sur (Lepanto), para asistir a pacientes intervenidos de fisura palatina o labio leporino, Francisco ya no tiene que desplazarse a Sevilla y acude allí una vez al mes para que le ajusten el sistema de ortodoncia que tiene puesto. Otros 16 niños están siendo atendidos allí. Seguramente Francisco volverá pronto al quirófano, pero "se lo toma bien", dice su madre. Al frente de la consulta se encuentra el ortodoncista Javier Esparza, junto a Antonio Ortiz.

El tratamiento del labio leporino y la fisura de paladar requiere de la implicación de varios especialistas como cirujanos plásticos, ortodoncistas, dentistas, logopedas, trabajadores sociales, entre otros. Javier Esparza destaca que este problema suele darse en uno de cada 1.000 recién nacidos, por lo que en Córdoba se pueden detectar unos ocho casos al año. Esparza destaca que en la consulta se atienden a niños de meses y el mayor tiene 15 años. En el 50% de los casos afecta a labio y paladar; en el 20%, únicamente al labio, y en el 80%, se concentra en un solo lado. La ecografía de cuatro dimensiones permite conocer si el niño lo va a padecer y, por eso, se incluye dentro de las opciones de aborto terapéutico. Esparza cree que "aunque al principio se hace duro, el trastorno, al no ser muy grave, se puede corregir".

Fuente: Córdoba, 2-8-2006

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